¿Qué lees?, ¿a quién admiras?, ¿qué estás escuchando?, ¿qué te interesa?, ¿dónde está tu atención?
Hay que hacerse esas preguntas.
Hoy en día, el mundo entero de información está al filo de nuestros dedos, con un solo “click“, en un “scroll down“, a tan fácil acceso y de inmediato uno se ve pendiente de todo y a la vez, de nada. Por eso es importante parar un momento y preguntarnos, ¿hacia donde vamos y qué llevamos dentro? Si nos importa la salud corporal, una dieta balanceada y una rutina sana de ejercicios, recordemos también lo más importante: nutrir nuestra mente.
¿De qué nutrirnos? De sabiduría, de las cosas que valen y tienen peso de eternindad, de todas las cosas que nos llevan a acercarnos a Dios y a reconocerlo en todo. ¿Qué mas? Todo lo que sea bueno y justo, lo que nos permita ayudar a los demás, cosas que nos eduquen y que podamos compartir con otros.
Entremos en entornos sanos, en libros valiosos, en conversaciones edificantes y escuchemos, analizemos, aprendamos. Es un reto que vale la pena sobre todo hoy cuando parece que sin querer a veces nos hemos vuelto audiencia de situaciones o de personas con poco o nada que admirar. Debemos ser celosas de nuestra tiempo y de aquello a lo que le prestamos oídos, la vida es un regalo y el tiempo tiene un valor incalculable. ♥
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” – Filipenses 4:8